Yessie habla rápido, gesticula, se ríe. Es difícil imaginar que esta mujer —impulsiva, como ella misma se define— haya podido contener tanto ímpetu para interpretar a Rita, ese personaje lento, reflexivo, que la obligó a frenar los gestos, a medir las pausas. “A veces sentía que la Yessie quería salir y tenía que aplacarme”, confiesa. Pero cuando lo logró, cuando entendió a Rita, la disfrutó. “Llevo un año con ella: tres meses de ensayo, ocho de rodaje”.
Llegó al casting sin muchas expectativas. “Me avisaron que buscaban a una mujer madura, con sobrepeso, y pensé: ¿Por qué no?”. Dos días después, Yessie tenía en sus manos el personaje de Rita, protagonista de la novela cubana, “Sábados de Gloria”. “Fue como si la vida me devolviera al lugar donde siempre debí estar”, confiesa.
Rita es una de las protagonista de “Sábados de Gloria”, una novela que, entre el bullicio de la televisión cubana, se atreve a hablar de feminicidios, de poliamor, de homosexualidad defendida desde el núcleo familiar—, pero no es solo eso. Es, sobre todo, la historia de tres amigas y sus batallas cotidianas. Rita es una de ellas: la que calla antes de hablar, la que observa. “Pero lo que me unió a ella fue su humanidad: defender a la familia, a los amigos. Eso soy yo”, confiesa Yessie.
¿Cómo fue el rodaje de “Sábados de Gloria”?
—Una prueba de resistencia. “Grabamos en hospitales reales, con apagones de cinco horas, tomas repetidas nueve veces por el ruido de la calle… Hacer televisión en Cuba hoy es un acto de resistencia”, afirma.
La novela, dice, es un reflejo de conflictos sociales urgentes:
“No son problemas ajenos, son los del 80% de los cubanos: luchas laborales, crisis matrimoniales, infidelidades, emprendimientos… Y además, temas como el feminicidio o la homosexualidad tratados desde la familia, no como tabú”.
Antes de la actuación, hubo otros caminos: instructora de arte, psicóloga, emprendedora. “Pero el arte siempre me llamó. En el teatro aficionado aprendí a amar este oficio, aunque la vida me llevó por otros lados.
Su formación como psicóloga le ha servido para abordar personajes complejos. “Aprendí a sacarles el porqué”, explica. Recuerda su tiempo en el hospital, “viendo a mujeres parir bajo bombillos fundidos”, y cómo esa experiencia le ayudó a interpretar a Lisandra, la enfermera de “Renacer”, o a la médica de “Silueta”.
Pero fue en “Los gatos, las máscaras y la sombra” —una serie dirigida por Elena Palacio— donde más le dolió. Allí interpretó a Iliana, una hija que maltrata a su madre anciana. “Esa violencia es sutil: quitarles su espacio, decidir por ellos. Muchos la normalizan”.
La serie la marcó profundamente, no solo por el tema, sino por el enfoque de Palacio. “Elena no usa golpes bajos; te hace reflexionar desde la humanidad de los personajes”.
Hoy, Yessie combina la actuación con la conducción de “Comparte Podcast”, donde explora el mundo de los emprendedores cubanos. Pero su gran pasión sigue siendo actuar. “Quiero un personaje que me rete, que no se parezca en nada a mí”. Un villano, una mujer rota, alguien que la obligue a romperse para construirlo”.
Yessie no solo interpreta personajes; vive cada uno de ellos con una intensidad que traspasa la pantalla. En un país donde crear arte es un desafío diario, ella elige resistir, contar historias y, sobre todo, seguir sintiendo. Al final, eso es lo que importa: que el público vea un pedazo de su vida en lo que haces.
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